sábado, 17 de diciembre de 2011

Minichollos

Ya están las porteras de Europa poniéndonos a caldo. Se ve que, en los últimos tiempos, los españoles llevamos una vida muy licenciosa y no paramos de dar que hablar pero, como las buenas mujeres de mala vida, nunca para bien. Ahora les ha dado por criticar nuestros contratos laborales, que si antes eran de risa, actualmente son de escarnio.
Dicen los señores europeos que uno de los problemas que tenemos es el blindaje de los contratos fijos y la precariedad de los temporales. Mire usted, como diría el señor del bigote, gracias a las sucesivas reformas de los igualmente sucesivos gobiernos que hemos tenido en los últimos años, los llamados contratos fijos son, cada vez más, objeto de chufla. Y es que el que uno sea fijo hoy, no quiere decir que mañana no le reciban con una patada en las posaderas, así que, amigos europeos, aquí precarios somos todos.
En un gesto ecuánime sin parangón, deduzco que afanándose en igualar a todos por lo bajo, las autoridades (in?)competentes, nos sugieren que implantemos esa cosa llamada minitrabajos que los alemanes ingeniaron hace relativamente poco. A saber en qué cutre laboratorio y con qué infames propósitos. Dicen los primos germanos que si a ellos les va de vicio con semejante "cosa", a nosotros nos puede ir aún mejor. Así que ya me imagino al señor Rajoy mesándose encantado la blanca barba ante tamaño chollete.
Los minitrabajos made in Germany vienen siendo los que nuestros contratos a tiempo parcial de toda la vida, destinados (es un suponer) a los más jóvenes. Las condiciones de tamaño regalo de los dioses son para no dar crédito: maxisueldos de 400 euros al mes (el que se pase va al infierno), sin límites de horario (esto ya venía en La Guía del buen Esclavista, creo recordar) y un ejemplo de cotización: el empleador solo cotiza el 30% por empleado, mientras que éste puede dedicar su pírrica mensualidad a pagar la Seguridad Social o darse a la bebida, allá cada uno con sus cadaunadas. Creo recordar que en España teníamos contratos parecidos, también a tiempo parcial pero, como libertinos que somos, habíamos decidido que el empresario tenía que cotizar regularmente a la Seguridad Social por cada trabajador a su servicio. Si es que cuando somos malos, somos diabólicos.
Curiosamente, la mayoría de los bendecidos con el gordo laboral son mujeres. Tampoco es de extrañar. Igual de lógicos resultan esos frotar de manos y esas sonrisas con las que los empresarios de la CEOE hispana reciben tan magnánima propuesta. Una gozada, ya digo. Los sindicatos, sin embargo, que aunque no estén en todo, de vez en cuando ponen de su parte, insisten en que la mejora de la economía y la salida de la crisis no tiene que ir pareja al recorte de derechos. No puedo estar más de acuerdo. Pareciera que este think tank europeo se ha construido sobre la base de la humillación al trabajador, como si fuéramos nosotros los culpables de lo que estamos soportando. Y culpabilizar a quien no ha hecho nada es una ignominia de proporciones históricas. No voy a insistir en la misma idea de muchos de mis post, pero sí decir que, si la única solución que tiene, no sé, la presidenta autonómica Cospedal para mejorar la vida de los castellano-manchegos pasa por recortar servicios sociales y cerrar los centros de atención a mujeres maltratadas, apaga y vámonos. Estamos hablando de la misma gobernanta que cobra más de 200.000 euros al año y que ha iniciado un proceso de ahogo al ciudadano sin vergüenza ni síntoma alguno de remordimiento. ¡Va por ustedes!
En enero nos veo a todos trabajado 50 horas a la semana por 350 euros al mes. Sigo pensando que acontecerá lo que ya vaticiné: nos contaron que había trabajadores esclavos en China cosiendo nuestros vaqueros y mujeres indias dibujando nuestras zapatillas, y no hicimos nada. Ahora han venido a por nosotros y nadie mueve un dedo. Como dice el chiste, "fenomenal", ¿no?
P.D.: Parece que Esperanza Aguirre da por zanjado el tema de aquellos dos descerebrados que, según la presidenta, quisieron asaltar su casa. En un principio le sobrevino la cólera de Dior al creerlos miembros de esos perroflautas conocidos por la izquierda con el nombre de Indignados. Pero ahora resulta que los dos muchachotes eran, en realidad, seguidores del Real Madrid un poco pasados de rosca. Tras descubrirlo, se ve que a Esperanza le ha entrado la sobredosis de espíritu navideño y ha optado por repartir paz, amor y perdón. Estamos que lo tiramos.

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