lunes, 27 de agosto de 2012

Mundos para lelos

No hilan muy fino los chicos y chicas del PP en sus últimas apariciones públicas. Diríase incluso que muchos de ellos no habitan en un país llamado España que, ahora mismo, las está pasando canutas. Parece en cambio que gran parte de las huestes peperas viven en una suerte de mundo de algodón, donde todo es color de rosa, la gente cobra millones por no hacer nada, las familias son numerosas y cristianas hasta el hastío y la mujer pues eso, muy mujer. Es decir, que parece que van puestos de algo y sufren bellas alucinaciones donde solo faltan paraísos llenos de huríes con mechas y lencería de marca.
Lo digo porque, en estos días de calores extremos, la temperatura parece haber afectado sus cerebros casi vírgenes y les ha llevado a hacer, no ya las cuentas de la vieja, sino de esa tía política que vive en Cuenca. Si no, no se explica el estupendo ejemplo del joven desempleado que vive con sus padres quienes, entre ambos, cobran 8.000 euretes al mes. Contando que, en tal supuesto, el vago del hijo no iba a tener derecho a percibir los 400 pírricos euros de subsidio que, según el PP, separan la miseria de la pobreza, se han inventado la retorcida versión de que sus progenitores ganan unos sueldos que ya los quisiéramos la mayoría para los días de fiesta. Aunque fuera uno al año.
Diciendo semejante estupidez, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, demuestra que no solo lo de la economía no es lo suyo, sino que lo del empleo tampoco. Imagino que la señora no saldrá de su casoplón, no pisará el metro, no se acercará a los barrios más paupérrimos del país y es hasta es probable que no haya visto un pobre en su vida. A lo mejor, su conocimiento de lo que es la solidaridad se reduce a ponerse un delantal en Nuevo Rastrillo y poco más.
Sacándose de la manga teorías como ésta de los 8.000, es lógico que al PP no le salgan las cuentas. Si, para ellos, un ejemplo de normalidad son familias que cobran sueldazos, resulta evidente que no le van a cuadrar los números ni llamando a Jut (el nuevo nombre de Hulk, según Belén Esteban) para que los encaje. No sé en qué país viven sus señorías, pero está claro que no es el nuestro.
Para más inri, el diputado del PP por Ourense, Guillermo Collarte, nos suelta aquello tan vistoso de que a él le cuesta llegar a fin de mes. Según las crónicas, Collarte cobra más de 5.000 euros mensualmente, tiene al menos dos pisos en Madrid y vive con su señora madre que seguro que está encantada de tener un hijo tan listo. Dice aquí el diputado que antes sobrevivía con 12.000 euros y, claro, el cambio se nota. Estoy a punto de llorar: un pobre tipo, pasando el mes con un mísero sueldo.. Supongo que, si su jefe no lo remedia, Guillermo Collarte deberá esconder el acta de diputado en sus pantalones de marca y recurrir a los comedores sociales para poder, al menos, mantener esa apariencia tan lustrosa como aquella con la que posa en las fotos.
Esto solo tiene una palabra: desvergüenza. Es alucinante que miembros del PP, elegidos por el pueblo y sujetos a responsabilidad política, se mofen así de la ciudadanía y, sobre todo, de quienes les han votado. Porque, o se están riendo de nosotros en la cara o, directamente, les falta un hervor, razones ambas más que suficientes para que los mandemos a la porra en cuanto podamos. O, mejor, en cuanto queramos. Hacer mofa de la desgracia de un pueblo es imperdonable, sobre todo cuando tienes el deber social, político, económico y, sobre todo, moral de salvarlo de la bancarrota a la que tú, y otros como tú, nos habéis llevado. Sinceramente, no creo que nadie sea tonto y suponga que los señores y señoras de ese partido sobreviven con media barra de pan y un vaso de tónica (así, sin gin) a media mañana, pero una cosa es saberlo y otra que te lo pasen por la joroba un día así y otro también. Eso cuando no les da por adornarlo con un poético "que se jodan" que queda entre tétrico y faltón: muy de este hatajo de patéticos desagradecidos sobre los que les ha tocado mandar.
Luego viene otro gran estadista como González Pons y nos dice que si Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda gobernara el país, él se exiliaría. No sé lo que opinará Gordillo sobre el tema, pero deberíamos seguir sus consejos durante un tiempo, largarnos todos y dejar a Rajoy y a los suyos más solos que la una, levantando el país sin gentes, únicamente con el sudor y las lágrimas de su rancia moral.


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