sábado, 8 de junio de 2013

Swug

Nunca había oído este término hasta ayer, supongo que porque de los tiempos de Colegio Mayor y jolgorios universitarios ya solo me quedan los ecos (y alguna que otra resaca) o porque se trata un término demasiado norteamericano como para no ser solamente una etiqueta de las que pasan de moda en cuanto se impone la siguiente.
El mundo anglosajón es experto en compartimentar a hombres y mujeres según su sexualidad, su físico, su grupo social etc, etc. La habilidad de la que hacen gala para parir vocablos que, al rato, todo el universo adapta en pins y camisetas, es digna de estudio. Swug no es más que uno de esos palabros, aunque en esta ocasión nos refiramos a una cosa de chicas y el debate parezca circunscribirse únicamente al ámbito femenino.
Las siglas (Senior Washed Up Girl) hacen referencia a esas universitarias de la Ivy League que, en los últimos años de carrera, han decidido pasar de los tíos, hacer botellón con sus amigas e ir a comprar el donuts del desayuno sin pintar y casi sin peinar. Las chicas de las Fraternidades, a las que las películas han retratado como una panda de marisabidillas candidatas seguras a mil operaciones de cirugía estética, sacan el rodillo del cajón y dicen hasta aquí hemos llegado.
Hace algunos años (no tanto) en ciertas Facultades consideradas masculinas todavía se pensaba que muchas de las jóvenes que se matriculaban lo hacían para encontrar marido. Obviamente, aunque solo fuera por términos de porcentajes, la mayoría se emparejaron con machos alfa de su clase. Hablo, por supuesto, de carreras como Aeronáutica, Caminos o Telecomunicaciones, llenas de testosterona aplicada al conocimiento científico. Afortunadamente, hoy la cosa está más equilibrada y aquellas recomendaciones tan poco feminista de "hazte enfermera porque así podrás casarte con un médico" (un dicho que las abuelas también aplicaban a las azafatas de altos vuelos), han caído en desgracia. Tal vez porque ni el médico, ni el arquitecto, ni el ingeniero de Caminos tienen asegurado el pan para mantener a la familia.
Volviendo a las Swug, no creo que se trate de un conato femenino de rebeldía, sino de un actitud lógica. En los últimos años de universidad, tras beberse hasta el agua de los floreros, tener sexo con quien le apetezca y saberse de memoria el decálogo de las mejores fiestas, las chicas tienen que plantearse que van a salir a la jungla laboral y que sus compañeros varones están como ellas, a verlas venir. Ahora, la prioridad no es retozar por el campus y meterse mano en el cine al aire libre: ahora toca pelear, apurar las calificaciones del expediente y plantear estrategias. Lo peor del término es que algunas y algunos lo han querido equiparar con solteronas que no consiguen pareja y que, aburridas de la vida, deciden tirar su atractivo por la borda. No creo que sea así: ha llegado el momento de entrar en las trincheras, revolverse en el barro y prepararse para la batalla. Después ya vendrán los galones, los laureles y el uniforme "de bonito".
A esto hay que añadirle que las mujeres, en momentos de crisis, somos muy gregarias y tendemos a creer que solo otras mujeres nos pueden entender. Esto no siempre acaba siendo así, pero es cierto que resultará mucho más probable que una mujer se ponga en tu lugar que que lo haga un hombre. Es lógico que, en determinados momentos de su vida, una chica prefiera la compañía femenina y los rollos esporádicos con hombres cuando las ganas aprietan al hecho de salir a buscar una pareja estable. Me parece una actitud respetable y comprensible.
Por otro lado, reconozco mi profunda admiración por cualquier individuo que sea capaz de romper la disciplina de grupo siguiendo sus propios criterios fundamentados. Adoro a los espíritus libres, ese tipo de personas que, superponiéndose al posible rechazo, deciden actuar por cuenta propia, cual llaneros solitarios, y no obligados por unas circunstancias de ida y vuelta, sino por un convencimiento profundo. Amo a quienes, cuando el grupo ataca a algo o a alguien que les duele, se enfrentan al sentir general con la cabeza bien alta y las ideas muy claras. Sin mis héroes en zapatillas, a los que entrego mi admiración y mi respeto.
Que haya chicas en las cuadriculadas universidades norteamericanas que se líen el expediente a la cabeza y decidan tirar por la calle del medio, me parece normal y deseable. Por Dios, que no son damas decimonónicas ni Penélopes encerradas preparando oposiciones mientras su Ulises está de Erasmus en la playa de Copacabana... Ponerles un término es como colocar puertas al campo en tanto en cuanto se trata de una etapa vital en la que deben afilar armas. El problema es que mientras sigan triunfando lo metrosexuales, retrosexuales, nerds, geeks, frikies etc, etc las swug seguirán rozando peligrosamente la caricatura de solterona en bata y rulos, convertidas en un nuevo añadido pintoresco para calificar a los individuos que salen en los programas de la tele. Otro más.


No hay comentarios:

Publicar un comentario