lunes, 2 de mayo de 2011

Bin Laden

En el colmo de la originalidad, voy a soltar un speech sobre la muerte de Bin Laden y me voy a quedar tan a gusto.
Para empezar, me niego a entrar en califcaciones, descalificaciones etc., sobre el personaje. Todos tenemos un idea bastante clara acerca de lo que ha significado este individuo en la primera década del siglo XXI y la mía no dista mucho de la de la mayoría. Lo que sí me confunde e incluso me produce cierto desasosiego es esa forma tan peliculera que tiene el gobierno americano y su brazo ejecutor, la CIA, de acabar con los malos. Ya he dicho muchas veces que soy una persona muy pragmática, poco dada a los alardes románticos, pero en este caso creo que peco de idealista. En mi opinión, que no deja de ser modestísima, al villano hay que capturarle, juzgarle y aplicar sentencia. No ejecutarle en primer lugar y después preguntarse qué hizo para merecerlo, aunque esto último todo el mundo lo tenga claro, como es el caso del finado.
Esos métodos arrabaleros que se gastan los cuerpos de élite estadounidense, de entrar a patadas en cualquier casa que a ellos le parezca un nido de asesinos, disparar y, depués, si eso, preguntar, me da miedo. Se supone que ellos son los buenos, pero a mí me pondría un poco nerviosa encontrarme por la noche con alguno de estos superhéroes en un callejón oscuro.
La manera tan poco diplomática que tiene Obama de vanagloriarse por haber matado a alguien no me parece correcta, aunque le granjee enorme popularidad en su popio país y mande al pairo a ese Show de Truman que se ha montado alrededor de su partida de nacimiento. Nunca es motivo de orgullo cometer un asesinato aunque el difunto sea primo hermano del diablo. Si las fuerzas de élite norteamericanas hubieran sido capaces de capturar al malvado, llevarlo ante el Tribunal Internacional de La Haya y juzgarlo por crímenes contra la Humanidad, no cabría en mí de gozo. Pero no es el caso.
Hoy tenemos un villano menos, un cadáver tirado al mar no se sabe muy bien dónde ni por qué, y un porcentaje nada despreciable de la población mundial muy, pero que muy cabreada. Veremos si toda esta historia con guión de Hollywood (tardarán lo que dura un telediario en hacer la película) nos trae un final feliz. Miedito me da hacer cábalas sobre ello.

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