lunes, 3 de junio de 2013

El más mejor

Es alucinante, acojonante y flipante comprobar cómo nuestros chicas y chicos del PP ven solo la realidad que quieren ver. Parecen estar inmersos en esa etapa de enamoramiento supino en la que solo descubres bondades donde el otro tiene agujeros negros (con perdón). Eso, o que algún ente superior les tiene bien agarrados por sus partes más sensibles.
Estos días, esa señora llamada María Dolores de Cospedal, tan dada a protagonizar las fantasías del sexo opuesto (el mundo se sorprendería si se enterara del porcentaje de hombres cabales que viven ensoñaciones con la dolorosa del PP), nos ha alegrado el día con unas tajantes palabras, que, más o menos, se resumen en siete: Rajoy nos ha salvado de la crisis. Por lo tanto, tenemos que estar agradecidos de tener un señor presidente como él y no un mindundi de izquierdas que, a diferencia de ellos, los más bellos, que prometen hasta que la meten, ni promete ni la mete.
Semejante aseveración, viniendo de una mujer cuyos discursos son disonantes tirando a descerebrados, levanta sospechas aun antes de que la sociedad se haga eco de ella. Para empezar, porque da por hecho una supuesta realidad que no se ha producido, aunque a lo mejor sí y en diferido: la crisis ha acabado. Será en la casa de la señora Cospedal, porque en la mía seguimos tirando. Como en la de la mayoría, imagino. Por tanto, tal y como está formulada la frase, la noticia no residiría en que Rajoy es Dios y Cospedal su profeta, sino en que la crisis ya es cosa del pasado y a la de tres podremos los españoles vivir por encima de nuestras posibilidades y hacerle una peineta a Angela Merkel acompañada de una sonora pedorreta en todo el cardado.
Si seguimos a la presidenta de Castilla La Mancha con paso firme y nalgas prietas, ahora mismo deberíamos andar todos descorchando las botellas de champán que guardaba el abuelo por si los rojos acababan ganando la guerra. Sin embargo, no veo yo ninguna diferencia entre este lunes y el pasado, salvo si acaso el fichaje de Neymar por el Barça o esas palabritas de Rajoy en las que dice que se va a cagar la perra cuando comprobemos las estadísticas del paro en mayo. Unas cifras que siempre han descendido en el mes de las flores de manera coyuntural: aumenta el turismo y se intenta dejar el país niquelado para que los de fuera vean solo lo que queremos mostrarles y vuelvan a su país con la sensación de que aquí pan, y después toros.
Me da a mí que ni hemos salido del hoyo ni la cuerda que nos tiende Rajoy es sólida. Lógico, porque hasta su gobierno parece hecho de contrachapado, con una Ana Mato que recibe regalos a cascoporro y no pregunta ni de dónde vienen ni para qué son. Una política honrada, de raza, de ésas que pone el cazo y no investiga si las prebendas las envía la mafia rusa o Jack el Destripador. Ella está ahí para recibir, mirar hacia otro lado, hacerse ministra y vivir el resto de su vida de la pensión que le proporcionan cuatro años de desaciertos y despropósitos al frente de un ministerio que amenaza con el desmantelamiento. Así son quienes han recibido el encargo de sacarnos de la crisis, que hoy no tenemos pero a lo mejor mañana sí.
Y, sin embargo, después de mucho reflexionar y antes de que se me ponga el pelo blanco, he descubierto que yo también tengo algo que agradecerle a Mariano Rajoy. No tanto como Cospedal, que ya puede besarle los pies de tan arriba como la ha aupado, pero un poquito sí. Me refiero a que, hoy por hoy, el presidente se ha convertido en un grano en el culo de nuestro simpático ex, José María Aznar, a quien no le viene nada mal que alguien, por variar, le lleve la contraria y encima coquetee con sus enemigos íntimos, como ese Felipe González que se pasa mensajitos a escondidas con Mariano. Ojito, que lo mismo han creado un grupo en Line y el día menos pensado recibimos imágenes de gatitos contando las resoluciones del Consejo de Ministros.
En fin, que Rajoy no está por la labor de que Aznar reverdezca viejos laureles y me da a mí que eso de hacer una secuela de su insigne presidencia no va a ser pan comido. De hecho, hoy me preguntaba quién ha desvelado los detalles acerca de toda esa ingente cantidad de dinero que la trama Gürtel, meca de la corrupción pata negra, invirtió en la boda de Ana Aznar, mientras sus padres, al más puro estilo Ana Mato, estaban obnubilados buscando formas en las nubes sin enterarse de la misa la mitad. O a quién se le ha ocurrido destapar esas clases de golf que el ayuntamiento de Madrid pagó a la familia Aznar a cargo del erario público. Estas peleas entre primos y cuñados son la salsa de toda dinastía y al PP todavía le quedan muchos trastos que tirarse a la cabeza. Nosotros que los veamos.
Entre tanto, yo no sé los demás, pero espero con alborozo la siguiente salida de pata de banco de Cospedal, una tira cómica en sí misma. Y si Esperanza Aguirre le hace los coros, mejor que mejor. Siempre nos quedará sitio para el humor, aunque sea azul oscuro tirando a negro.


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