miércoles, 6 de febrero de 2013

Persiguiendo Adas

Ayer tuvo lugar la comparecencia de Ada Colau, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, en la comisión que PP y PSOE crearon para discutir el tema de los desahucios. Ya se sabe que esto de crear comisiones a cascoporro es como lo de convocar reuniones a punta pala: sobre el papel queda divino de la muerte y da como mucha autoridad pero, en la realidad, la mayoría resultan del todo improductivas. Y muuuuuuy aburridas.
No sé si será el caso de la comisión de ayer, pero al menos los que vimos la comparecencia de Ada sacamos una cosa clara: que esta señora tiene un sentido común a prueba de políticos y que dijo, de forma clarita y contundente, lo que a todos se nos ha pasado o se nos está pasando por la cabeza. Si alguien quiere ver su comparecencia entera que hable con el señor Youtube, algo extremadamente recomendable porque su discurso no tuvo desperdicio. Entre otras cosas, vino a explicar que aquello de vivir por encima de nuestras posibilidades era algo que se inventaron los políticos, compinchados con las entidades financieras para justificar sus propias aberraciones; que el sistema hipotecario era una estafa en tanto en cuanto no dejaba claro que quien firmaba la hipoteca se endeudaba de por vida y era conducido directamente a la ruina y la exclusión económica si, por un giro cruel del destino, se veía obligado a dejar de pagar; que los políticos, en su afán de sacar rédito del negocio de la vivienda, se habían pasado por el forro la Constitución española y varios acuerdos internacionales de obligado cumplimiento, etc, etc. Y digo etc porque si me pongo a contar todo lo que soltó Colau con más razón que Punset en una panadería, lo mismo no dejo de escribir hasta dentro de una semana.
Muy segura de sus ideas y sin apenas echar un vistazo al guión que tenía sobre la mesa, a la portavoz no le dolieron prendas a la hora de tachar de criminal al representante del sistema financiero que, al parecer, se presentó en la comisión con el papel de víctima sabiamente aprendido. Tampoco cuando, de forma no literal, llamó sinvergüenzas a la clase política, que consiente estos atentados a la sociedad mientras la culpa del desastre económico y la convierte en obligada pagadora de los robos de los grandes financieros quienes, además, se llevaron premios millonarios tras estafar a los ciudadanos. Se quejó, asimismo, de que el PP no hubiera dado voz en el día de ayer a los jueces, algunos de los cuales se han mostrado extraordinariamente críticos con el tema de los desahucios. Mi teoría es que este gobierno de derechas, enraizado en sus ideas carcamales de los poderes fácticos del cura, el maestro, el médico y el juez, tenía más miedo a lo que este último pudiera argumentar que a las palabras de una catalana protestona a la que se le ha ido de la pinza. Pues la señora de la pinza les ha dejado, literalmente, con el culo al aire.
Tras ver cómo los trabajadores se quedan sin vivienda, un derecho fundamental recogido por la Carta Magna (que, como bien dijo Ada, para algunas cosas es sagrada pero, para otras, papel del water), observar impotentes cómo la desesperación de algunos afectados les lleva hasta el suicidio y contemplar la inoperancia de las dos fueras políticas mayoritarias, la PAH inició el proceso de recogida de firmas para llevar a cabo la ILP (Iniciativa Legislativa Popular), el sistema de democracia participativa que facilita el que un grupo de ciudadanos pueda presentar iniciativas de ley al margen de sus representantes. La ILP de la Plataforma se basa en unos mínimos que, básicamente, se articulan en torno a la dación en pago con carácter retroactivo, una posibilidad aplicada en otros países aunque de formas un tanto sui generis. Ante la presión popular, el PSOE ha permitido que este próximo martes se presente la ILP en el Congreso. En su discurso, Ada vino a decir también que los diputados demostrarían tener una cara muy dura y una desconexión total con aquellos que les han votado si, viendo el sufrimiento de los españoles, son incapaces de poner en marcha la ILP. Tiene razón, pero me juego el zumo del desayuno de mañana (ojalá me equivoque) a que los amigos del PP ya están tergivesándolo todo, haciéndose los ofendidos, diciendo que ellos no se pliegan ante "amenazas" y, hala, a votar en contra como un solo hombre y, además, de forma "justificadísima". Y como estos señores y señoras cuentan con la mayoría absoluta en el Parlamento que nosotros, los sufridores en casa, le hemos dado, amigos, ajo y agua.
Hoy había incluso quien postulaba a Ada Colau for president. Estamos tan necesitados de un líder que lo dé todo por el pueblo y con el pueblo, que cualquier defensor a ultranza de una causa justa (sanidad, educación, vivienda etc) nos parece válido. No digo yo que Ada no reúna méritos para encabezar una opción política decente, pero me temo que ella no está mucho por la labor: una cosa es luchar al lado del pueblo y otra hacerlo frente a él. Ayer, esta mujer nos dio una lección a todos: de firmeza, de dignidad, de valor y de justicia. Ni siquiera se arredró cuando el señor del pelo blanco que tenía a su izquierda, que parecía salido de lo más alto del Bundesbank pero solo ejercía de presidente de la comisión, le regañó por haber llamado criminal al amigo de los niños banqueros. Hombre de Dios, peores insultos y bravuconadas hemos oído en el Parlamento y nadie les ha amenazado a sus señorías con ponerles de cara a la pared. Ya nos gustaría, por ejemplo, que el presidente de la Cámara Baja (o Cámara de las Bajezas) sacara la vara de colegio de posguerra y le propinara una sonora regañina a Andrea Fabra y su "que se jodan", pero ahí la tenemos, tan ancha y tan pancha, ejerciendo de representante honoraria de Pijas sin Fronteras sección chapa y pintura.
Ada Colau ha cobrado un protagonismo inusitado que no va a gustar nada, pero nada, a ciertos políticos y a muchos banqueros. Estoy convencida de que empieza la caza a la mujer. Lástima que la Correcaminos se conoce las calles al dedillo y el Coyote solo los barrios más pudientes y desde el coche oficial. Muchas trampas tendréis que tender si queréis atraparla. Principalmente porque hoy (y mañana, y pasado...) todos somos Ada.


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