viernes, 24 de agosto de 2012

Tetas

A lo mejor es que nos gusta que la realidad imite al arte, pero el caso es que hay mujeres que se están tomando muy en serio el cuadro de Delacroix llamado La libertad guiando al pueblo. Para un número nada despreciable de féminas, aquello de defender las causas más nobles enseñando teta se ha convertido en un exitazo seguro o, por lo menos, el vehículo preferencial si pretenden ocupar un espacio nada despreciable en los medios. Con foto incluida, por supuesto.
Tenemos el caso de esas chicas ucranianas quienes, agrupadas bajo el nombre de Femen, enseñan el tetamen por los motivos más diversos, ya sea protestar ante y contra Putin, la Iglesia o reivindicar los derechos de la mujer. Del mismo modo, aquí en España, esta misma semana, una militar se quejaba de los abusos de la tropa de la que formó parte haciendo lo propio: presumiendo de domingas en una revista conocida por desnudar a señoras de buen ver a cambio de unos euros.
No seré yo quien diga que las causas defendidas por semejantes jamelgas no sean dignas de tamaño esfuerzo, pero no deja de parecerme curiosa la forma de hacerles publicidad. Para empezar, el popular grupo de Femen lo conforman casi 300 personas y, paradójicamente, su fundador es un hombre. Sin embargo, a la hora de despechugarse, únicamente lo hace una banda de señoritas que bien podían pasar por inquilinas de la mansión Playboy. Supongo que, aunque solo sea por la ley de probabilidades, entre estas 300 almas solidarias habrá de todo: hombres, mujeres, lorzas y, hasta si me apuráis, celulitis. Pero se ve que el común de los integrantes son de natural tímido, ya que solo parecen capaces de protestar las hembras de tetas firmes y culo prieto. Lo mismo ocurre con las concentraciones antitaurinas, en las que únicamente se despelotan aquellos ecologistas de carnes lustrosas, ellos y ellas, aunque en las imágenes, mayormente, salgan ellas. De los compañeros con granos y michelines poco se sabe. He aquí un nuevo concepto de el abuso de la imagen de la mujer, canalizando sus formas y su sexualidad hacia la protesta solidaria. Quiero creer que todo este derroche pectoral es bueno para la causa. Desde luego, no hay duda de que hace mucho bien a la causa "solitaria" de algunos hombres.
Respecto a nuestra singular chica de portada, que conste que cada una es muy libre de utilizar sus tetas como le plazca, pero me resulta peculiar que denuncie el machismo y la misoginia en una revista acusada de eso mismo y siendo consciente de que, posando así, se convierte automáticamente en carne de póster para talleres, cabinas de camioneros y, por supuesto, cuarteles. Es como si yo soy la invitada de honor en una cena antitabaco y, en los postres, me fumo un puro a la salud de los presentes. No le veo la razón de su muy militar maniobra, aunque gracia imagino que sí tiene. Al menos la que a esta chica adorna.
Semejante canalización del desnudo femenino como símbolo de protesta me resulta digna de estudio. Ya tuvimos ejemplos en nuestra época más hippy, aunque entonces no eran solo las chicas: también ellos enseñaban atributos sin pudor y, muchos, sin rigor. Ahora, insisto, solo son ellas las que se quedan en bolas para arreglar la humanidad, aunque tanta solidaridad, al menos públicamente, esté vedada a aquellas que se exceden del 90-60-90. Abstenerse modelos de tallas grandes.
Y digo yo que, si las cosas se ponen todavía más chungas, a lo mejor a nuestras chicas del gobierno les podría dar por presentarse ante la Unión Europea y, así, con los sostenes en la mano, reclamar nuestro derecho como país a pensar y decidir por nosotros mismos. Imaginémonos por un momento a Soraya, Fátima, Ana y demás colegas de Consejo, con la bandera de España al hombro y el tanga bien subido.... Bueno, ahora que lo pienso, a lo mejor no es tan buena idea.


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