A todos nos conmueve ese afán solidario que muestran los ricos y famosos. George Clooney echando los restos por Darfur, Angelina llorando lo que no está escrito cada vez que pisa una aldea africana, Bill Gates donando sacas de dólares para vacunas y otras medicinas.... Un ejemplo a seguir y una llamada para que nosotros, gente de a pie, hurguemos en nuestro interior y nos encontremos la vena de la sensibilidad ajena, que seguro la tenemos.
Pero hete aquí que el otro día, leyendo una revista, me encuentro con un personaje llamado Trevor Neilson. Este hombre se ha labrado una fortuna nada despreciable ejerciendo de algo denominado "consejero filantrópico". Como una es bastante lerda a la hora de enfrentarse a nuevas profesiones, seguí leyendo el artículo de marras. Resulta que este buen hombre fue el que puso en contacto a Bono y Bill Gates para que el rey de Microsoft limpiara su depauperada imagen de dictador tecnológico y se implicara en otros asuntos que lo volvieran un poco más humano. Dicho y hecho, Gates y familia comenzaron a involucrarse en la lucha contra el sida en África y desde entonces van camino de la santidad.
Otra que tal baila, Angelina Jolie, pasó por un proceso parecido. Al parecer, a la chica le empezaba a chirriar esa imagen de mantis devoradora y buscaba ganarse el cielo. Dicho y hecho, Trevor dio unos consejitos aquí y allá y surgió la Jolie tal y como la conocemos: mártir y beata.
Me parece muy bien que haya quien te anime a ir por la senda de los justos. Como ejemplo, ahí está la religión dándote la matraca con lo de ayudar al prójimo y arrimar el hombro con el doliente. Lógicamente, es iluso creer que no existen listos laicos que hagan lo propio. Lo que no me cuadra es que realicen tan altruista labor a través de empresas multimillonarias y que la razón última sea el lavado de cara. No digo que a posteriori los famosos le pillen el gustillo al asunto y continúen ejerciendo de benefactores por méritos (y deseos) propios, pero yo me quedo con el paso cambiado. A lo mejor es porque soy demasiado simple y todavía estoy convencida que hay a quien la bondad le fluye de forma natural.
Dice Trevor Nielsen -entre sus clientes están también Demi Moore o Shakira- que contratarle a él sale por un pico. Imagino al asesor fiscal de la estrella de turno haciendo cuentas para cuadrar el monto de Nielsen y las donaciones a troche y moche. E intuyo también que la desgravación de tanta generosidad no debe de ser baladí.
La empresa de Nielsen se ha empeñado en captar a todo el que tenga una cuenta corriente de muchos ceros. Lo conseguirá. Así que pensemos en positivo: a pesar de todos los intereses que hayan surgido alrededor del chollo solidario, lo importante es que el dinero llegue a quien tiene que llegar. El resto no deja de ser un puñado de buenos consejos.
Demi, Neilson y Ashton Kutcher en la presentación de la campaña orquestada por la pareja contra la prostitución infantil.
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