Anoche me pasé un rato por la Puerta del Sol, durante la última asamblea del día. Tengo que decir que estaba todo muy limpio, así que las autoridades sanitarias, que tanto velan por nuestros intereses, pueden quedarse tranquilas. Hacía un frío de los de sufrir y, sin embargo, ahí estaba la peña, inasequible al desaliento.
Como siempre, se habló del funcionamiento de las comisiones (exactamente igual que un Centro Social Okupa) y los indignados expresaron su intención de perdurar en el tiempo y en el espacio. No sé qué dice la legislación sobre la ocupación de un lugar público, pero imagino que habrá problemas. En cualquier caso, lo que parecía preocuparles más era la posibilidad de un desalojo que ellos ven muy factible. Imparten contínuas lecciones sobre qué hacer en caso de "avalancha" policial y creo que, de tanto oírlos, hasta yo he aprendido perfectamente la forma correcta de actuar ante el ataque de las porras. Como ya dije en otras entradas, son este tipo de intervenciones policiales las que, desafortunadamente para quienes las sufren, reavivan el movimiento. No quiero estar en el pelaje de las autoridades cuando tengan que poner sobre la mesa el nuevo protocolo de actuación: hagan lo que hagan será para mal.
La persona que anoche me acompañaba tiene una teoría muy loable sobre el tema "indignado". Como pasa siempre, cuando te encuentras con al menos un amigo es imposible no tocar el asunto y divagar acerca de lo que haría yo, tú, nosotros, vosotros y ellos en una situación semejante. Mi acompañante me habló de la inspiración del 15M en otros movimientos europeos (lo peculiar del que nos alumbra es que surgió en España, un país poco dado a moverse como no sea bailando flamenco) y de la continuidad o la muerte por decadencia. Él decía que se quedó con las ganas de formular una propuesta. En su opinión, la acampada debería haber finalizado el pasado 22 de mayo con una gran traca final. Los portavoces tendrían que haber dicho entonces al gobierno que se tomara tres meses para reflexionar sobre la batería de propuestas que le harían llegar. Si en ese tiempo no se producía ninguna respuesta gubernamental, el movimiento 15M procedería a ocupar todas y cada una de las plazas más importantes del país siguiendo una organización casi militar. En el ínterin veraniego, se convocaría un gran encuentro de Indignados a nivel nacional para mantener vivo el espíritu. Mi amigo sugería un lugar cerca del mar, por aquello de que da más gusto y se puede hacer fiesta.
No me hubiera parecido mala propuesta. Hay cosas que tienen que articularse y para eso es necesario sentar bases y mostrar la intención de llegar a quien competa, en este caso el Gobierno y el Parlamento, los únicos capaces de proponer un cambio en la ley electoral, por ejemplo. Tal vez mis sentimienteos encontrados vienen por mi propia idisioncrasia: soy una persona a la que le gusta decir y hacer; no decir, reflexionar y luego, si eso, hacer. Las asambleas interminables me aburren y agotan, lo cual en este caso me da hasta cargo de conciencia. En fin, una es muy peculiar.
Dejo aquí un enlace de un artículo muy interesante al respecto. Solo tiene un problemilla de nada: está en italiano. Echadle un vistazo si sois valientes.
http://www.politicaeclasse.org/Documenti/FasePolitica/2011/Maggio/GrazieSpagna.htm
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