martes, 9 de agosto de 2011

Buena gente

A todos nos pasa. Vemos a alguien con cara de buena persona y creemos que hemos hallado el Santo Grial. Es inevitable. A veces pienso que la gente con aspecto de no romper nunca un plato tiene la vida más fácil, porque nadie le presupondrá ser capaz de causar daño ajeno, en mayor o menor grado, lo cual facilita enormemente el trabajar de infiltrado para el lado oscuro. De hecho, si yo fuera parte de la banda de los malos, que todavía estoy a tiempo, reclutaría para mi causa a gente con cara de ángel. Del cielo al infierno, como en las novelas románticas.
Pero igual que te digo una cosa te digo la otra, y es que hay personas con muy mala jeta que en realidad son un cacho de pan. Ellos no tienen la culpa de que sus padres los engendraran en un día malo. En una entrada de este blog comenté que los villanos de las películas suelen ser bellísimas personas cuando abandonan el rodaje y al revés: el héroe, normalmente, se ha convertido en un individuo crecido, soberbio y presuntuoso al que da mucho miedo tenerle cerca. No falla.
El otro día leí que todos deberíamos tener un cupo de desengaños cubiertos en nuestra vida: desengaños con la familia, con los amigos y con los amantes. Y que una vez agotado el carnet de baile, solo nos quedaría seguir adelante sabiendo que ningún impresentable nos iba a hacer jamás la vida de cuadritos. Lamentablemente no es así, y son muchos los "buenos" elementos que nos esperan a la vuelta de la esquina. A algunos, los menos, los vemos venir, pero a la mayoría les dejamos entrar en nuestras vidas, instalarse en ellas como dueños del cortijo, y después bombardearlas en un acto de destrucción planificada. Ellos se van a poner su dinamita en otro lugar y nosotros nos quedamos allí, con cara de alelados, intentando rescatar de las cenizas lo que queda de los muebles. Como dicen en México, "caras vemos, corazones no sabemos".
Todos tenemos nuestros público, es cierto, pero a veces el que nos sigue es tan cabrón que, aun viendo el lío en el que nos hemos metido, esquiva el tema y entona el "no es asunto mío" que a mí tanto me gusta. Entiendo que alguien no quiera sembrar mal rollo cascándonos verdades como puños por si luego resulta escaldado, pero una advertencia a tiempo es un plus. Dos ya da que pensar y tres indica que los equivocados, oh cumbres de soledad mustios collados, somos nosotros. Yo debo de reconocer que soy de las que hago oído sordos a las advertencias ajenas sobre lobos con piel de cordero y, claro, así me va. Luego vienen los tenías razón, qué tonta he sido, pero el marrón me lo he comido yo y nadie puede decir que me ha puesto plato, cuchillo y tenedor para ello.
Alguien decía aquello de líbreme Dios de las buenas personas, que de las malas ya me libro yo. Y no le falta razón. Porque a los malos los vemos y los sentimos; a los falsos buenos los padecemos durante mucho tiempo confundiéndoles con medicina para el alma, se acaban transformando en una dolorosa enfermedad crónica y, o los extirpamos de cuajo o ahí quedan, prestos a volver a retorcernos las entrañas con alicates. Vale, tal vez me he pasado con el símil, pero si no es así, será parecido.
Ojalá todos fuéramos conscientes de una verdad como un templo: la mayoría no somos ni buenos ni malos, pero sí es cierto que hay personas con las que nos portamos mal y otras con las que nos ponemos el traje de angelitos derrochando dulzura y buen rollo. Y tal vez ni unas se merezcan ser víctimas de nuestro Mr. Hyde ni las otras de tanta generosidad y empatía. Si ponemos en una balanza quiénes de los que conocemos nos aportan más y nos dan más, seguramente encontraremos la solución al embrollo y tendremos clarísimo con quién merece la pena echar los restos y dar el do de pecho. Pero probablemente sea más cómodo no hacerlo, seguir jugando, y pegarnos la hostia en la siguiente casilla...  o arreársela al que menos lo merece. Ayyyy
P.D.: Acabo de darme cuenta de que el viento de Levante me pone de un humor de perros. Como un síndrome premenstrual multiplicado por tres. Luego dicen que el índice de delitos violentos sube en días de viento. Debería de ser una atenuante. Es una idea...


No hay comentarios:

Publicar un comentario