martes, 17 de mayo de 2011

De acampada

Tenemos dos bonitos campings improvisados en Madrid. el de los bomberos en el Paseo del Prado y el de los chicos de de ¡Democracia Real YA! en la Puerta del Sol. Este último es como el Guadiana (viene y va o la desalojan e intenta volver) y da pie a una tercera: la de los furgones de la policía escoltando al oso y al madroño.
El conflicto de los bomberos viene de largo. El de DRY es el último grito en materia de acampadas. Y de manifestaciones. Por fin un colectivo se decide a salir a la calle a reinvindicar, jalear, criticar y soltar consignas de las que hacen pupa. Es fantástico observar cómo el tsunami antisistema crece en Internet y llega a las calles. Creo que, más allá de una protesta al uso, es un ejercicio de dignidad y de responsabilidad social. Pero lo que más me fascina es la reacción de los partidos políticos. Primero, se supone que el grupo más numeroso dentro de DRY es el de los antisistemas, a la izquiera de la izquiera, ergo los chicos de IU se han dado toda la prisa del mundo a la hora de unirse a la conga y hacernos ver que son uno de los nuestros. Muy bien hilvanado pero aún no sabemos si cuela. Por su parte, PSOE y PP insisten en poner caras de padres bonachones que se quedan despiertos por la noche para ver llegar a su hijo borracho y darle una colleja sin mayores consecuencias. Intentan quitarle importancia a un hecho que, socialmente y atendiendo al aborregamiento congénito de este país, es la repera. Doña Esperanza Aguirre ha ido más allá y les ha pedido que se presenten a estas elecciones si tantos deseos tienen de arreglar el mundo. ¿A qué elecciones? ¿A las del 22 de mayo que ya no acepta la inscripción de ningún partido? ¿A las próximas? ¿A las del Kurdistán?
Hay que hacer un ejercicio de coherencia y llegar a la conclusión de que un movimiento social necesita hacerse político para poder presentar batalla. Carecería de legitimidad si cualquier formación oportunista hiciera suyas sus consignas solo por el simple hecho de ganar votos. Pero, al mismo tiempo, si DRY aglutina a sus partidarios como partido político perdería una de sus razones de ser: el ir contra los partidos y la banca. Difícil camino les queda a estos chicos en su pretensión de llegar a darles a los poderosos donde más duele.
Y no me resisto a reflejar el hecho de que una manifestación invalida sus objetivos cuando se vuelve violenta. Parece que ser antisistema es ir por ahí pegando leches a todo lo que se menea (si lleva uniforme mejor). Yo no me lo creo. Los movimientos sociales de izquierdas no son eso. El anarquismo no es eso.
Esta noche, los simpatizantes de DRY intentarán acampar en Sol de nuevo. Y los policías con ellos. Esperemos que el público que los observa reflexione sobre las razones de dicha acción y no sobre el hecho simpático de unos jóvenes pasando la noche al raso. Por mi parte, seguiré atenta la evolución de un movimiento capaz de quitar protagonismo a la campaña electoral. Lo cual, dicho sea de paso, tiene mucho mérito....

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