Resulta que en España se crean tres partidos al día, con lo que el día de reflexión previo a las elecciones de mayo nos va a pillar con un montón de octavillas en casa, eligiendo quién nos ofrece el oro y quién el moro. La mayoría de estas formaciones son de mucha risa (el mejor en mi opinión: Partido Irreverente Surrealista más conocido como PIS) y otras pretenden esconderse tras una ideología seria (ecología, proderechos humanos etc.), pero siguen siendo una banda de colegas que se lo pasan en grande agrupados tras unas siglas.
Lo que más me da que pensar es que, habiendo tanto donde escoger, votemos siempre a los mismos. El maldito voto útil de la democracia condiciona nuestro sentir verdadero. ¿Para qué gastar energías en un proyecto al que no va a seguir ni el Tato? Pues mire usted, tal vez no tenga mucho público, pero la conciencia del que vota quedará más tranquila si se decanta por una formación e ideología a la que admira en lugar de otorgar sus parabienes a un gran partido que en el fondo detesta, pero al que considera el menos malo.
Es lo que seguramente pasará en estas elecciones: la mayoría votaremos al que nos produce menos acidez de estómago. Porque bueno, bueno, no es ninguno, y lo están demostrando día a día. Pienso que este bipartidismo de feria de pueblo que tenemos nos está haciendo mucho daño porque cierra la entrada de aire fresco en el ámbito político. Ni a unos ni a otros les interesa plantarle batalla a un tercero que pueda condicionar, ya no una victoria, sino una mayoría simple.
Lo siento por la izquierda, pero no por otras formaciones cuyo origen no entiendo si estriba en el rencor personal o en el oportunismo mal entendido. Entre estos últimos está Rosa Díez (que hoy, por cierto, presenta libro sobre ella misma, que no es poco). El programa de su partido es para quitarse el sombrero; el problema es, precisamente, Rosa Díez, que no ha sabido transmitir ni sensatez ni generosidad.
En mi corazón romántico, creo que siempre hay que darle una oportunidad a los débiles. Yo me quedaría tan a gusto otorgando mi voto (que dentro de la masa carece de valor) a un partido de jubilados, parados o jóvenes ni ni. Solo por simpatía, porque creo que políticamente y racionalmente, esto es un sindiós.
Por cierto, ayer fue el día de Star Wars. Que la fuerza os acompañe. A todos.
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