Hoy he tenido un día de esos tontorrón y no muy lustroso en lo que se refiere a ideas. Por ello voy a rescatar las informaciones que salieron la pasada semana en torno a la figura de Cayetano Martínez de Irujo, el hijo jinete de esa Duquesa de Alba que tan gloriosos momentos nos ha hecho pasar. En el programa de televisión Salvados (envidiable la capacidad de Jordi Évole para hacer que los entrevistados olviden que hay una cámara midiéndoles el pulso), el niño bonito de la casa de Alba se destapó con unas enternecedoras declaraciones en las que ponía a caldo a los jornaleros andaluces. No hay que olvidar que su madre es una terrateniente de pro allá por el sur de España, algo que la lleva a sostener, mantener y, a ratos, incluso enmendar, frecuentes desencuentros con los trabajadores de la zona.
Vino a decir Cayetano, así, sin entrar en muchos detalles, que los jornaleros andaluces son de natural vago (no incluyó la palabra maleante pero casi) y no trabajan porque no quieren. Un momento, por favor. En un país con casi cinco millones de parados ya hay que tener la conciencia social de un clavel reventón para decir que los andaluces no curran porque no les sale de allá abajo. Tengamos en cuenta, además, que, incidiendo en lo surrealista, este discurso lo suelta alguien cuya única actividad conocida es montar a caballo. No digo yo que Cayetano no se deslome de sol a sol, que no lo sé, pero lo que sí entiendo es que, en caso de hacerlo, se ha esforzado con mucho ahínco en ocultarlo y, de cara a la galería, darse una vidorra de hijo de papá. O de mamá, en este caso.
No contento con sacar de paseo su verborrea caciquil, el garboso jinete ha echado más leña al fuego diciendo que, lo que verdaderamente le gustaría, sería vivir en el medievo. Y disfrutar del derecho de pernada, imagino. Piénsalo un poco, colega, porque los tiros no van por ahí. No creo que aguantaras tú mucho rato pasando meses, sino años, sin ducharte ni engominarte, compartiendo rancho con otros igual de guarros que tú, cabalgando ataviado con la pesada armadura que ahora adorna alguno de los pasillos de cualquiera de los casoplones familiares, jugándote la vida en bosques y páramos y votando a Bríos porque tu prójima, ésa que te guarda ausencia en tu casa de la pradera, no se la deje endiñar por algún jornalero vago y maleante. Que el medievo no es esa cosa novelesca de la que se hace eco lejano Juego de Tronos, amiguete, que ahí caían todos como moscas y apenas llegaban a los 40 años con la virilidad y la salud intactas.
Pero, en fin, él, a lo suyo, a regodearse en los estereotipos. Y son precisamente estos, los estereotipos, una de las características más amargas de nuestra cultura. Personalmente, he conocido a catalanes generosos, andaluces trabajadores, madrileños humildes y gallegos listos. Y viceversa. Entiendo que hubo tiempos en que el escozor nacionalista creaba enemigos (el otro día, releyendo el poema de Rosalía de Castro, Castellanos de Castilla, reviví el dolor de la emigración aunque también la inquina de una identidad contra otra), pero ahora mismo, cuando todos navegamos en el mismo Titanic, no es que no tenga sentido: es que debe carecer de cualquier justificación.
Yo soy de las que cree que las primeras impresiones cuentan, y mucho. Una vez afirmada, ya puede el otro (o tú mismo) hacer el pino con las orejas, que la idea que te has hecho de él permanecerá ahí, retroalimentándose. Hay algo visceral y de piel que entra en juego cuando conocemos a alguien y que en rara ocasión se equivoca por mucho que nos neguemos a admitirlo. También confieso que, a primeras dadas, siento mayor afinidad con la gente de costa que con la de interior; quizás se trate de algo tan atávico como incontrolable. Pero lo que detesto es vilipendiar a todo un colectivo solo por razones de raza, sexo o nacimiento cuando tienes su futuro en sus manos. Imagino que Cayetano puede haber vivido experiencias desagradables con alguna persona a su servicio, pero creo que cualquier empleador podría contar historias semejantes independientemente de que el sujeto en cuestión sea de Manchester o de Cuenca. ¿Que da la casualidad que sus empresas está en Andalucía? Pues qué le vamos a hacer. A lo mejor, si reflexiona un poco, sus roces con determinadas gentes no se producen por cuestión de origen, sino porque no acaba de congeniar con los Aries, los Escorpio o los que tienen un lunar en la planta del pie. Vaya usted a saber.
Hay algo, sin embargo, que honra al heredero de su mediática madre, y es que, lejos de tomar las de Villadiego ante tamaño revuelo mediático, el interfecto ha decidido bajarse del caballo y oír las quejas de sus empleados sin taparse las aristocráticas orejas. No puedo más que desearle una miríada de éxitos. Ojalá éste sea el principio de una bonita -y muy andaluza- amistad.
Hola CHUS.
ResponderEliminarNo me conoces de nada pero yo te llevo leyendo un tiempo gracias a Tay que me pone los enlaces en FACEBOOK. Leí ayer esta entrada y contesté...Tay me sugiere que lo comente aquí y allá voy!! haré un copia y pega de lo que puse en facebook:
Me vi el programa enterito de cabo a rabo con la caída esa de los dibujos animados de la mandíbula inferior....Cayetano se pasa mucho sobre todo con lo del medievo porque quiere retar a duelo y matar por lo que han hecho los medios de comunicación (según él) con su vida...pero en cuanto a lo de los andaluces se refiere a un comentario de un adolescente que se le ve sin ganas de nada y cuando Jordi le pregunta que si no piensa ahacer nada por su futuro él se encoge de hombros...Jordi le pone estas imágenes y es cuando Cayetano dice que lamenta esa actitud en los jóvenes andaluces que no ve en otros jóvenes de España como los del centro y los catalanes.....Muy criticable su actitud, pero agradecida por la manera tan sincera de contestar....Creo que se han cebado y si te ves toda la entrevista está en un contexto en el que no es para tanto........Un señorito andaluz, de qué nos extrañamos?? por qué este revuelo??
perdón por el peazo párrafo, pero lo que é...é !!
Un saludo Chus y una seguidora más!
Gracias por tu comentario!!! Tienes razón en que todo necesita ir en un contexto. PIenso que la opinión de Cayetano es criticable debido, sobre todo, a lo que subyace en los comentarios. Lógicamente, habría que ver cómo se ha editado la entrevista y cuál era el material original del que disponía Sálvame. No obstante, imagino que sus palabras no distan mucho de las que vierten otros como él en reuniones privadas y públicas. Por lo menos, el revuelo ha servido para que ambas partes se vean las caras e intenten acercar posiciones. Y para que otros se muerdan la lengua llegado el caso.
ResponderEliminarUn abrazo.