lunes, 19 de marzo de 2012

Chulazo

No sé cómo ni por qué, pero el caso es que hace un par de días me topé por sorpresa con uno de esos programas que hace la periodista Samantha Villar, ocupada como anda la mujer mostrando al mundo vidas ajenas. Al parecer, Villar se fue a Valencia en busca de hombres de cuerpos perfectos (todavía no me he enterado muy bien a qué venía la investigación) y se topó con el gran Rafa Mora, chulazo mayor salido de ese reducto de la intelectualidad que es el programa Mujeres y hombres y viceversa.
Que quede claro que yo no tengo nada en contra de Rafa Mora ni nada a favor, sobre todo porque no le conozco y tampoco iría jamás a verle el careto a una discoteca, principalmente porque en mi vida hay cosas más importantes. Dormir, sin ir más lejos. Así que partiendo de la base de que este señor y yo habitamos universos paralelos y que nuestros caminos jamás se cruzarán a no ser por un desaguisado del universo, reconozco que me quedé ojiplática cuando el hombre alegre, así, sin mayor remordimiento, dijo que cobraba 6.000 euretes por bolo. Entendemos bolo el ir a una discoteca una noche, saludar a la afición, pasearte entre las damas para que te dejen las mejillas moradas de carmín y te achuchen en lo posible y, como broche final, subirte al andamio (perdón, escenario), quitarte la camiseta y lucir con alegría lo que el gimnasio te ha dado.
Mientras Rafa andaba a sus labores, un chaval, cachorro de catedrático por lo visto, se deshacía en elogios hacia el interfecto, jaleándole con frases tan sesudas como que era el "puto amo", un "fenómeno" y un "ejemplo a seguir". Si esta criatura no llega por lo menos a dj le auguro un negro futuro como carne de psicoanalista.
La cultura del dinero fácil siempre ha sido más importante en este país que la educación primaria. Puedo entender que alguien que se trajine 6.000 eurazos sin hacer absolutamente nada por ello despierte admiración y envidia a partes iguales. Me recuerda a aquella salida de madre de Linda Evangelista diciendo que ella no se levantaba de la cama por menos de 10.000 dólares, a lo que los chicos de la prensa dijimos que, por nosotros que no fuera, que siguiera durmiendo.
Pero al margen de consideraciones éticas y comprobar de primera mano a cómo está el precio del chuletón valenciano, el espacio dedicado a mayor gloria de Rafa Mora dejó un bonito discurso para la posteridad en boca de aquí el figura. Decía el hombre y su viceversa que el secreto está en lucir el mejor coche, llevar prendas de marca y vivir en el barrio más pintón, aunque sea en un sótano y no comas más que pan y agua  todo el mes. Las apariencias sí engañan, y si tú vas por la vida de campeón atraerás a otros campeones, mientras que si adoptas el papel de perdedor, no te quedará otra que morder el polvo. Y no le faltaba razón al muchacho, porque las cosas, aunque las diga Rafa Mora o tal vez por eso, son así.
A todos nos ha pasado que, mientras hemos tenido cierta relevancia se nos han acercado gentes (incluso mejores amigos) que han desaparecido en cuanto nos hemos hundido en el más despreciable ostracismo. Y me refiero a cualquier campo de la vida. Hazte ver y te mirarán; escóndete y no reparará en ti ni Dios. Bajo la luz de los focos serás utilizado, por supuesto, pero si asientes y consientes, no habrá mayor problema. El inconveniente viene cuando eres una persona normal y esperas que la gente que dejas entrar en tu pequeño círculo merezca estar en tu mesa redonda, se trabaje las viandas con que le obsequias, la charla que le das, la confianza que depositas en ella, estar presente en tus días y tus noches, en tus risas y tus llantos, en tu salud y en tu enfermedad. Y cuando no es así y no eres Rafa Mora o uno de los suyos, es decir, no puedes comprar la gloria ni a tus caballeros a base de lujo y esplendor, te quedas como baffle usado de discoteca, la caja negra donde todos aparcan sus bebidas y apagan sus colillas.
Hay quien va por la vida representando un papel, metido y remetido en un personaje y le va estupendamente. Yo podría citar varios ejemplos. El problema es cuando un día, de casualidad, les ves repasando el guión entre bambalinas. Entonces te das cuenta de que esta película no te gusta nada y que, ya que has pagado la entrada, prefieres un final feliz. A Rafa Mora le vaticino un montón de éxitos, sobre todo porque es un tío listo y sabe muy bien dónde se tiene que mover y cuáles son tus limitaciones. No como otros, que se creen superhéroes invencibles y no hacen más que el ridículo. Porque hasta para ser un chulazo hay que estudiarse bien el papel, repasar el guión y reconocer a los personajes secundarios. Es lo que tiene el dinero fácil, que la primera vez entra rico y bien, pero hay que saber ganártelo manteniéndote arriba y dejar el pabellón muy alto aunque tengas que aparcar los principios en el cajón de la ropa sucia.

Hablando de pabellones y altos, aquí os dejo un vídeo. Quienes me conocen bien seguro que encontrarán rostros que les suenan. Tienen todo mi apoyo. Siempre.

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