Qué bonito. Ayer El País Semanal nos ilustraba con las maravillas de una técnica yanqui llamada Manage Up y que, básicamente, consistía en lo que castizamente vendríamos a denominar "llevarse bien con el jefe". El truco está en hacerle la pelota. Tal cual. Para quienes todavía conserven un poco de decencia y amor propio, se les permite decir no en casos extremos. Pero sin pasarse, no vaya a ser que aquí el superior se rebote y tengamos un disgusto en forma de carta de despido, a poder ser el día anterior a que uno se vaya de vacaciones, que eso siempre pone mucho a las altas esferas.
Mi experiencia me dice que si te toca un jefe que no sabe serlo, no importa lo que hagas. Por mucho que sonrías, asientas, disientas y te estreses, acabarás pagando la inseguridad del directivo en cuestión. Durante años he estado observando el comportamiento de la manada y creo, sinceramente, que la mejor forma de sobrevivir entre la jauría de de esta casta de elegidos es permanecer lejos de ellos. Claro que para eso tienes que renunciar a ascensos y promociones varias. No llegarás a lo más alto del Olimpo, pero vivirás tranquilo y tendrás una existencia al margen de la laboral. Cada uno con su cadaunada, que diría mi madre.
Mientras decidimos qué hacer o no con nuestra conciencia, yo pediría a los coach que, por favor, no caigan en la tentación de aconsejar todas esas terapias americanas de integración empresarial. Problabemente será muy bonito, muy de serie americana, y dará mucho dinero, pero al trabajador español de a pie nos parece una soberana tontería. Ir al campo a tirarse pelotitas, hacer ejercicios de confianza, lluvia de ideas, cohesión de equipo... Nada de esto consigue que el trabajo salga mejor y la productividad aumente. Yo propongo otras alternativas: respeto al tiempo y a la profesionalidad del empleado, valoración del esfuerzo y buenos modales. Es mucho más complicado que organizar una excursión de tres días a Las Alpujarras, pero los resultados pueden ser magníficos.
Dicho lo cual, la que esto firma nunca valdría para ser jefe de nada. No tengo estómago para estar fastidiando al personal. Pero me encantaría encontrar un jefe medianamente normal. Será mi deseo de fin de año.
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