viernes, 15 de abril de 2011

Semana de pasión

Me gustaría pensar que llamar a la Semana Santa "semana de pasión" viene por aquello de la primavera, la sangre alterada, etc. Pero va a ser que no. El sentir religioso iguala pasión a sufrimiento y esto, amigos, hay que analizarlo. Para empezar, no entiendo que los últimos días de una persona que sabe va a morir se identifique con emociones a montones al margen de un miedo atroz. Siendo comedida, yo hablaría más de tristeza, dolor.... ¿Pasión? Poca, opino.
A lo mejor lo que me ocurre es que veo con malos ojos esas imágenes dolientes, con lágrimas de sangre y gesto contrito, que se pasearán por nuestros pueblos y ciudades durante los próximos días. Tal vez donde yo advierto lo arriba señalado, en realidad hay un jolgorio que no veas y una alegría de muchas risas. Quizás sea que mi cerebro insiste en captar las cosas como le da la gana.
Una explición aún más sencilla: soy muy poco afecta a manifestaciones religiosas de cualquier tipo. Allá cada cual con su fe, pero a mí no me pone eso de ver gente adorando a una imagen que representa el sufrimiento extremo. No creo en la redención por el dolor ni opino que vivir una vida miserable te convierta en una mejor persona. A lo sumo te puede despertar una depresión de caballo y un rencor importante.
Para mí la pasión es otra cosa: diversión, fantasía, calor... Lo cual también tiene mucho que ver con las vacaciones y, de rebote, con la Semana Santa. O sea, que en el fondo (y en la superficie) sí puede haber pasión y mucha. Así que cada uno viva el duelo como mejor le apetezca: adorando a un ser de cera o a otro de carne y hueso.O a los dos. ¿Se puede?

No hay comentarios:

Publicar un comentario