martes, 14 de febrero de 2012

Amor fou

Amor fou es una expresión francesa que se traduciría como "locura transitoria" o "desvarío emocional". Justo lo mismo que parece entrarles a algunos cuando llega el 14 de febrero tan señalado. En honor a San Valentín, parejas de todo el mundo se piropean, se juran devoción e incurren en demostraciones públicas y notorias de dudosa pasión. Aquí cada loco con su tema. Pero a la menda, que es de natural escéptico, este amor autoimpuesto le huele a reliquia de santo.
O no. Porque dudo mucho de que el tal San Valentín hubiera sufrido a lo bestia por asuntos del corazón, que digo yo que sería la razón última de elevarlo a los altares y nombrarlo patrón de todos los que se quieren. De haber padecido dolores a montones, me da a mí en la arteria que aquellos no serían, ni más ni menos, que los que sobrellevamos todos los que pasamos por este blog cuando tenemos un rato de asueto. Incluso estoy dispuesta a ir más allá y asegurar que muchos de nosotros mereceríamos ser incluidos en el santoral por sobrevivir a angustiosas tormentas sentimentales. No obstante, que yo sepa, y corregidme si me equivoco, a nadie de los presentes ni los ausentes se le ha aparecido Benedicto XVI en la puerta de casa, con un surtido de cabello de ángel, para contarle que ha sido bendecido con un puesto en los altares y un stand en El Corte Inglés.
Lo que ocurre es que la envidia es muy mala y el cristianismo, viendo cómo se las gastaba ese Eros que las y los volvía loc@s, decidió que su platea de seres magnánimos necesitaba de alguien dispuesto a dar la talla. Eso sí, sin pecar, que el fornicar se tiene que acabar, sobre todo si se practica fuera de una institución tan sagrada como el matrimonio y con el bajo fin de arrimar cebolleta. A lo mejor, lo que sucede es que el susodicho Valentín era oír la palabra cebolleta y saltársele las lágrimas cual aprendiz de chef. De todo hay en la viña del Señor y aquí el que da pena, vuela.
Total, que a mí, estas tradiciones tan cristianas, convertidas en ociosas costumbres mercantiles, me tocan un pie. Si quieres a alguien se lo demuestras, no un día ni dos, sino todos. Y si no, a lo mejor le estás llamando amor cuando quieres decir sexo, o apaño o qué se yo. Es precisamente la confusión entre un sentimiento profundo y un ardor superficial lo que nos lleva a negar la evidencia de estar colado hasta los huesos, pero también al caso contrario: parir engendros como los programas de busco pareja, que tratan de ensalzar el amor cuando lo que pretenden es medrar la fortuna. No he tenido el disgusto de ver ese pedazo de show donde madres ociosas buscan novia para su retoño (yo me mosquearía ante un mancebo que necesita de los conjuros maternos para encontrar pareja), pero me acabo de enterar de que no sé qué cadena está a punto de dar a luz a la mezcla de todos los inventos: un autobús lleno de chicas de ciudad que recorrerá los pueblos de España para ver si las de arriba pillan cacho con los de abajo. O al revés, que me he hecho un lío. El caso es que los solteros de los villorrios tienen que acercarse al autobús y maravillárselas para que alguna de las urbanitas, desde dentro, se fije en sus muchas virtudes, baje y corra a su brazos. No me imagino qué deberán hacer los mozos del corral si quieren lograr convencer a las, supongo, estiradas señoritas, pero yo empezaría por quitarme la ropa y que sea lo que la tele quiera. Que hablen de uno, aunque sea mal.
P.D.: No sé si alguien se acuerda de aquella duda metafísica que me surgió hace algunos post sobre la veracidad o no de la máxima que afirma que una mujer de más de 40 años no puede nunca resultar atractiva a no ser que abrace los milagros de la estética. Pedí que alguien de buen corazón lo consultara en las redes sociales, a ver si era verdad. Pues bien, no ha habido ni un solo hombre, ni uno solo, que no estuviera de acuerdo con tal pronunciamiento. Si acaso, salvaban a sus señoras en el supuesto de que hubieran rebasado los 40 e imagino que con el fin de no dormir en el sofá. Pero, vamos, que para ellos y, según las fuentes consultadas, una dama de 40 años tiene el mismo interés que una etapa del Tour de Francia: en cuanto la ves, deseas pasar de todo y dormir un siestón de los de cagarse la perra. Sin comentarios.

2 comentarios:

  1. Que no Chus!! Que yo tengo 50 tacos y no veas como ligo! Y con hombres más jóvenes que yo :-)

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  2. Quièn es el imbècil que escribe esto?? Hay hombres y mujeres de màs de 40 que son atrctivos y sin cirugia, un ejemplo de ellos son: Mònica Belucci , Richard Gere y hasta hace poco Clint Eastwood.

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