Sí. Me encanta la gente que es capaz de dar la cara por otra persona. Aquellos que, cuando un conflicto toca de cerca a alguien a quien sienten próximo, no se apresuran a enterrar la cabeza en tierra cual avestruz desplumada, sino que se enfrentan a quien osa ofender lo que ellos aprecian. No digo yo que, una vez leído este post, corramos todos a batirnos en duelo por los demás como si fuera el último amanecer, pero es cuestión de dignidad el defender al amigo y enfrentar a quien se atreve a vilipendiarlo, incluso aunque nos preguntemos si, en el fondo, este último no tendrá su parte de razón.
Reconozco que, una de las cosas que más me pueden hundir es que, alguien a quien tengo cariño verdadero, se achique a la hora de hablar a mi favor cuando un tercero me pone a caldo. Igualmente, el comportamiento contrario me lleva a rendirme a los pies de mi caballero (o dama) andante. Por ello, aprecio muchísimo semejantes gestos de amistad y/o respeto, ya provengan de Jorge Javier hacia Belén Esteban o de Mortadelo hacia Filemón. Como diría ese prodigio de talento llamado Nacho Vidal, lo que importa es el acto.
Actuando con coherencia, he de admitir que el que Mourinho sacara la cara por Cristiano Ronaldo cuando lo acusaron de no celebrar los goles, me complació. Dejémoslo así. El personaje me cae tan antipático que me siento incapaz de tocar las castañuelas en su honor. Tal vez porque él nos ha tocado ya demasiado las meninges a los demás. Pero que conste que, ante reacciones de tal calado, y aunque mis manos deseen ir por libre y entregarse al corte de mangas, yo le aplaudo. Y lo digo cuando no me oye ni lee nadie (de correrse la voz negaré haberlo afirmado).
Otro que ahora mismo está dando la cara, la tenga o no como el cemento armado, es Eric Cantona. Me cae bien este tipo. De futbolista broncas, pendenciero e intratable, ha acabado convertido en fajador por las causas sociales. Aprende, Cristiano. Su insistencia en permanecer en el "candelabro" (a sus actuaciones en cine me remito) le ha permitido gritar a los cuatro vientos franceses lo que opina de ciertos descalabros capitalistas perpetrados por el país vecino. Primero, se desgañitó contra la dictadura de los bancos, llamando a las masas a la rebelión. Una causa muy noble, por cierto. Ahora, amenaza con ser presidente de la república francesa y está consiguiendo que a Sarkozy y Hollande se les haga la Marsellesa un lío.
El propósito de Cantona no es otro que cumplir con su deber ciudadano y protestar por el desalojo de numerosas familias que han pasado a engrosar la nómina de los sin techo. Lo original es que, para ello, ha decidido meterse en política y pringarse hasta el apellido si fuera menester. Vale, le falta conseguir los avales necesarios para ser candidato de facto, pero, para compensar, ya se ha puesto él manos a la campaña regando el país con mucho ruido y bastantes nueces.
Todo parece, en fin, una maniobra inteligentemente orquestada para atraer la atención del pueblo hacia la Fundación Abbe-Pierre, que se ocupa de realojar a los desahuciados. Ahora mismo, no se me ocurre un fin más loable que entrar en política en pro del bien comunitario, sin importar que se consiga ascender a los puestos más altos del gobierno o descender a los más bajos sótanos de la administración. Cantona se está erigiendo en héroe del pueblo a base de jaleo y una actitud incordiante que, seguro, no gustará nada a Sarkozy ni, mucho menos, a la ahora estirada primera dama, tan afecta en su día a los perroflatuas (ignoro si también a su causa).
Desde esta humilde base de operaciones, deseo mucha suerte a Cantona en su cruzada social y un montón de mierda a Mourinho (siempre dicho desde el lenguaje teatral, naturalmente). Y a los demás, que ya va siendo hora de dar más la cara y menos la espalda, que todos necesitamos un poco de apoyo y muestras de cariño. Más vale arrepentirse por actuar que hacerlo por haberse quedado de brazos cruzados, meditando cómo salvar los muebles. Perder una mesa camilla no es transcendental; dejar ir a alguien a quien apreciamos y nos aprecia, para complacer a quien no lo merece, con el tiempo puede resultar hasta dramático. Como diría Mou, un partido no se gana solo defendiendo y el empate a cero jamás es un buen resultado. Amén.
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