viernes, 20 de enero de 2012

Menos mal que nos queda Portugal

Mientras nosotros continuamos macerando la reforma laboral para que quede en su punto, los portugueses han pillado las de Villadiego y ya tienen su nueva legislación laboral lista para ser aplicada.
Por si algunos todavía dudan de la que está a punto de sobrevenirnos, el gobierno luso, con el consentimiento del sindicato UGT, que no es precisamente el mayoritario, les ha cascado una reforma a los de a pie que parece diseñada para el multiorgasmo de los grandes empresarios. Entre los puntos que yo considero más dignos de ser copiados por este nuestro gobierno conservador está el disminuir las indemnizaciones por despido (a este paso, con un beso en la mejilla y un abrazo de la señora de la limpieza iremos aviados) y la facilitación del mismo en caso de extinción del puesto laboral o la "inadaptación" del empleado a su trabajo. Para empezar, eso de extinguir las vacantes a capricho está muy bien, sobre todo si se carga con las tareas a los compañeros del finado, se sustituye a éste por personal sin contrato (los llamados colaboradores externos) o se utiliza como excusa para echar a la rue a alguien y, meses más tarde, contratar a un sustituto más barato alegando que "la coyuntura del mercado lo favorece". Las milongas de siempre.
Claro que para causa estrella del despido ahí tenemos la dichosa inadaptación del trabajador que, traducida a un idioma que todos conocemos, vendría a ser algo así como la justificación del mobbing. Yo no te hago la vida imposible, eres tú el que no te adaptas. E intenta justificar ahora que el jefe te tenía tirria. Un ataque en toda regla a la ética, la moral y la salud física y emocional del trabajador. La inadaptación de marras viene a ser, pues, un eufemismo del despido libre, un echar "porque me da la gana" y a ver quién es el guapo que, en un juicio, demuestra que lo de sus superiores no era desamor sin obsesión. No son listos ni nada estos negociadores a la baja.
Pero la inadaptación no es el único punto polémico. También tenemos en el menú un recorte de los subsidios de desempleo (los dejan en dos años y pico cuando antes tenían tres y algo) y las 150 horas extraordinarias anuales a disposición de la empresa, que es quien decide cómo y cuándo se trabaja. Por supuesto, dicho tiempo, cortesía del currito hacia los de arriba, no se pagará. Lo que en la práctica viene a suponer que te olvides de tu horario de salida. Si eso, ya te lo recordarán otros. ¿A que mola?
La CGTP, sindicato con mayoría en el país vecino, acaba de sacar a los suyos a la calle, esos mismos que, gustosos, se pasarían el documento por donde amargan los pepinos pero que, educados como son, se limitan a decir en alto que la reforma supone "un regreso al sistema feudal". Pues casi que van a tener razón.
Y mientras los portugueses sufren y nosotros contemplamos sus barbas con la pileta llena, la bola del mundo sigue girando y el gordo le toca siempre a quien menos lo necesita. Cuando los gobiernos se miden muy mucho de recortar privilegios a las grandes fortunas para que no saquen su capital del país (échale un galgo a lo ya evadido), señores como este tal Francisco Luzón, alto cargo del Santander, se jubila con una pensión de 55 millones de euros y otros 10 millones en un seguro de vida. A Botín y sus súbditos se les han puesto las canicas de corbata, porque saben que semejante chorreo de billetes puede suponer que parte de la opinión pública se acuerde muy mucho de sus parientes más cercanos. Pero quien hace la ley hace la trampa y el señor Luzón, según los estatutos que esta panda de señoritos trajeados elaboró en su día, tiene todo el derecho a llevárselo calentito tal que mañana mismo o pedir que se lo sirvan en cómodos plazos. Yo votaría por acudir en masa a las puertas de las diferentes oficinas, bien cargados de calimocho, y echarles la pota allá mismo. El derecho al pataleo de toda la vida. El único que parece que nos va a quedar, por cierto...
La noticia pasable del día nos la dan los primos italianos, que han decidido investigar a Standard & Poor's por supuestos delitos de especulación y manipulación de mercados. Con un par de coglioni. Para que no se sientan agraviados, Italia también ha decidido investigar a Moody's, otro partner in crime de esta resaca financiera. Estaremos atento a este cinema verità. A lo mejor, por una vez, el bueno se queda con la chica.
Visto lo visto, y volviendo al principio del post, creo que los portugueses ya deben de estar maquinando un nuevo 25 de abril. Es lo menos que se merece semejante banda de alegres especuladores, ladrones y gentes de mala vida que nos tienen con la vida en un hilo. Y nosotros, como buenos vecinos, acudamos prestos en cuanto nos pidan sal. Incluso, si estamos de humor, ¿por qué no ayudarles a hacer un buen estofado de cerdo? Total, las patatas a lo pobre y la ropa vieja ya se nos dan de maravilla...

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